Rotura de Puente Térmico
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Las carpinterías para exteriores utilizadas en nuestras viviendas, poseen rotura de puente térmico (RPT).
Las roturas de puente térmico en las ventanas de aluminio, es una de las características principales a la hora de obtener los mejores estándares de aislamiento térmico.
¿Qué significa carpinterías con rotura de puente térmico?
Un puente térmico es una zona donde se transmite más fácilmente el calor, por las características del material o por su espesor. Esto ocurre en las ventanas de vidrio aislante con marco de aluminio. El doble cristal es un aislante muy bueno, pero el aluminio es un metal conductor, y puede dejar escapar una pequeña parte de calor.
La Rotura del Puente Térmico (RPT) es un importante desarrollo tecnológico en la carpintería de aluminio. Se utiliza con el fin de conseguir el máximo aislamiento térmico, rompiendo la continuidad en la vía de escape del calor a través del metal que compone la carpintería.
Para ello, la técnica es sencilla, y consiste en la inserción de un material no conductor del calor, en la mayoría de los casos nuevos materiales técnicos de aislamiento, entre el perfil exterior y el interior de la ventana de aluminio que evita los intercambios de calor o frio entre el interior y el exterior de nuestra vivienda, no se escapara la calefacción en invierno, ni el aire acondicionado en verano.
Las ventajas del uso de la rotura de puente térmico son:
El ahorro de energía. Cumple con la normativa de eficiencia energética de los edificios, cuyo objetivo es reducir la emisión de CO2.
La limitación de la condensación. La Rotura del Puente Térmico evita que se produzca la condensación en forma de gotitas en las ventanas de aluminio.
Cumple con las exigencias tanto del Protocolo de Kyoto como del Código Técnico de la Edificación, de obligado cumplimiento para los nuevos edificios.
Y si al perfil de aluminio con rotura de puente térmico le añadimos un doble cristal con cámara, obtendremos unos altos porcentajes de aislamiento, que acabaran traduciéndose en un ahorro constante en nuestra factura de consumo energético y, por consiguiente, una menor emisión de CO2 a la atmósfera.